Rajoy
es un ser insulso con horchata en las venas; absolutamente incompetente, ahí
están las sangrantes cifras que lo corroboran; un ente que comparece tras un plasma,
muestra de su cobardía, siempre parapetado tras un discurso escrito en el que
las sandeces y el tirar balones fuera son una constante; capaz de mentir sin
cambiarle el rictus de la cara ni el palpitar de su frío corazón; él que ni
siente ni padece es incapaz de escuchar el clamor desesperado de miles y miles
de ciudadanos, a los que debería servir, que piden desesperadamente que se les
deje de asfixiar con constantes recortes bajo la excusa de esta inhumana estafa
y que se atienda el derecho de todos a pan, trabajo y techo.
Los olmos no dan
peras, este es el caso; el pueblo lo pondrá a él y a todos los de su calaña
donde merecen: en la puta calle.